La comunidad y sus actores. Hacia un proyecto de mejor ciudadanía, intensidad participativa y fortalecimiento de los valores sociales

Gloria Edel Mendicoa compiladora

Autores: Gloria Edel Mendicoa; Vanina Chiavetta; Nahuel Lizitza; Beatriz Lucuix; Gabriela Guimarey; Isabel Viskivichan; Luciana Veneranda y Pablo Rodríguez Masena

Espacio Editorial

Es un libro para la lectura atenta. Es un pensamiento heterogéneo en torno a la comunidad. Eje sustancial de la obra, la cual se caracteriza por reunir experiencias obtenidas de barrios, municipios, comunidades todas que se definen desde el primer párrafo del prefacio hasta el último de todo el capitulado. El texto se fundamenta en la comunidad como principio rector, pero a la par la idea de plena ciudadanía es el motivo por el cual se enfatiza la relevancia de impulsar mejor comunicación, lograr políticas participativas, rescatar el sentido de la programación activa y de diagnósticos sólidos. Desde luego, ello se acompaña con la necesidad del reconocimiento de otros actores, como las organizaciones de la sociedad civil, y el tener en cuenta la intangibilidad del hábitus de Bourdieu para el mejor mirar de los sectores vulnerables. Las bases para orientar criterios de una economía sustentable local y regional se encuentran incluidas, como también el sentido de una comunidad internacional en la cual actores propios de la integración regional, como las Mercociudades también son tenidas en cuenta. En el texto subyace el sentido de una democracia abierta, de derechos para todos, y un sentido de la comunidad de Bauman, como el lugar seguro donde vivir. Su impronta es un enfoque relacional, una idea sentida de las políticas con contenido pero que sin acciones no tendrían sentido. Se puede decir que es una lección acerca de lo que realmente se debiera concebir sobre como asumir a las instituciones de la comunidad con innovados roles que se destaquen por posiciones polifónicas, mandatos flexibles y una sentida vocación por el desarrollo. Este último es un marcado costado, en tanto postura decisional para la mejor comunidad que sea posible y con la innegable presencia de los gobiernos municipales para conseguirlo. Se fundamenta un sentido de la cultura comunitaria, en tanto en la capacidad de cooperación y descentralización que mejor se avenga a la valoración de los miembros de la comunidad sobre lo cual su propia iniciativa es la que tiene el principal lugar (sin mermar las responsabilidades gubernamentales). Y una comunidad con acciones visibles. Es en ella donde se encarna la política y se puede encontrar el retorno de lo que se ofrece o de lo que se reclama. Un libro que tal menciona el subtítulo, invita a resaltar los dones de una comunidad que se precie de nuevos emprendimientos afianzados en la justicia social, la participación intensa y el cuidado de los que menos tienen. Valores sociales que solo pueden verse en esa comunidad en la cual aspiramos vivir en plena libertad. Compilado, y dirigido por Gloria Edel Mendicoa quien es también coautora, el libro cuenta con el aporte de investigadores jóvenes y formados en el tema quienes son Vanina Chiavetta; Nahuel Lizitza; Beatriz Lucuix; Gabriela Guimarey; Isabel Viskivichan; Luciana Veneranda y Pablo Rodríguez Masena. Se completa con una calida reflexión por parte de la Vice Decana de la Facultad de Ciencias Sociales la Lic. Profesora Adriana Clemente quien es responsable de las palabras finales que aparecen en la contratapa del texto y que se transcriben: Se trata de un libro que problematiza algunas de las principales categorías en las que se apoyó el paradigma de desarrollo local en el marco de las reformas neoliberales. Articular la noción de lo comunitario en sentido clásico, con la perspectiva de desarrollo local, es un recorrido necesario para revisar las mediaciones que ofrece la dimensión territorial para abordar la cuestión social. Se trata de pensar que el territorio en tiempos donde la globalización pretende diluir las identidades nacionales y regionales. Este texto nos invita a seguir propiciando el diálogo entre la academia y la práctica política como un modo de conjurar la pretensión reduccionista con que describen, desde los países centrales, los procesos de cambio en nuestra región.